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Jerarquía visual en diseño: Qué es y cómo lograrla

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Hoy en día las páginas webs están presentes casi en la totalidad de empresas. Posicionarse en internet es relativamente sencillo y hoy en día existen múltiples herramientas para tener algo digno. Sin embargo, aquí hay mucha tela que cortar y términos como la jerarquía visual son claves en cualquier página.

¿No sabes lo que es? No te preocupes, es algo habitual y habla del desconocimiento que existe sobre los desarrollos profesionales. Si quieres conocer este trabajo tan importante para el éxito de tu web, sigue leyendo y te lo cuento todo.

En qué consiste la jerarquía visual

En el diseño web nada funciona por casualidad. Desde el tono, al estilo de los botones, los mensajes o los encabezados, todo juega un papel relevante. Vamos, que no se trata de lanzar una moneda al aire y ponerlo todo de la forma que te resulte más atractiva.

Eso lo haría tu cuñado, pero yo no soy él. En mi caso sigo una jerarquía visual, que no deja de ser la forma en la que se ordenan los elementos del diseño. El objetivo no es otro que el de guiar al visitante hacia lo que nos interese.

Por ejemplo, si se trata de una tienda online, lo que queremos es generar ventas y, por tanto, al usuario hay que ponérselo fácil para llegar a los productos, sus descripciones, etc.

En el caso de los freelances, su imagen personal cobra especial relevancia. Una psicóloga necesita mostrarse y generar empatía, con lo que tanto la gama cromática, como los mensajes y las fotografías se han de orientar hacia ese propósito.

Son solo dos ejemplos, pero cada tipo de web tienen una serie de condicionantes que marcan la línea entre una simple colección de objetos y una herramienta digital que te genere ventas.

Cómo crear la jerarquía visual en diseño

El proceso puede ser tan complejo como te lo quieras plantear, ya que es una tarea que puede resolverse en pocas fases o ir definiendo objetivos que controlen absolutamente todo. Dependerá de ti, de tu tiempo y de tus conocimientos. Veamos los pasos más importantes.

  1. Tener claro el objetivo: si no sabes adónde vas, no llegas nunca, tampoco en el diseño web. Piensa qué se busca con tu página: ¿ventas? ¿Llamadas? ¿Información? ¿Suscriptores? ¡Sin esto no puedes pasar el siguiente punto!
  2. Elige la tipografía y tamaños adecuados: cada vez leemos menos, y lo importante tiene que entrarnos por los ojos en milésimas de segundo. No te pases con la creatividad en las fuentes, prioriza la legibilidad y utiliza el tamaño como tu mejor arma para destacar. ¡Sí, el tamaño importa!
  3. Los colores son fundamentales: los ojos se nos suelen ir a los elementos más llamativos, si el contraste de tu página es muy potente o tienen demasiados tonos, será muy complicado potenciar aspectos concretos. Una mota negra en una pared blanca se ve con facilidad, pero no en un cuadro de Van Gogh.
  4. Optimiza la disposición espacial: la disposición de los elementos en la página debe seguir un flujo lógico que guíe al usuario de forma intuitiva desde el inicio hasta el final.

Esto incluye cómo se organizan visualmente los elementos como menús, botones de acción y contenido. En occidente, la dirección de lectura habitual es de izquierda a derecha y los elementos más importantes se suelen situar en el marco superior izquierdo. Aprovecha esa baza.

  • Incorpora imágenes y videos de manera estratégica: los elementos visuales juegan un papel determinante a la hora de captar la atención y transmitir información de forma rápida.

Ubícalos de manera que complementen o refuercen los elementos de texto, ayudando a narrar visualmente lo que tus palabras describen. Eso sí, intenta que tengan que ver con lo que vendes, o con el toque que quieras dar. Puede que esa foto de tu gato te encante, pero si vendes pescado fresco, igual no es el mejor sitio para presumir de mascota.

  • Divide tu página como si fuera un lienzo: aparte de los elementos puramente visuales, una técnica muy efectiva es tratar tu página como si fuera el lienzo de un pintor. Con herramientas de diseño como Figma o Photoshop, puedes plasmar guías y cuadrículas que te ayuden a distribuir el contenido.

Como ves, el diseño web es mucho más que tener ciertas nociones de código y buen gusto estético. Hay todo un trabajo detrás que merece la pena estudiar y analizar para sacar el máximo rendimiento.

Estos son solo algunos consejos, pero si necesitas dar el salto de calidad que buscas para tu negocio, te invito a que hablamos. Llevo muchos años desarrollando webs para empresas, que no solo son atractivas a nivel estético, sino que están diseñadas para vender, que al final es lo que todos buscamos.

¿Qué te parece si me mandas un mensaje y empezamos con tu proyecto? ¡Te espero!